25/07/2019 Por AppsProyectos 0

Gracias a estos consejos sabrás cómo elegir el color de la decoración de tu boda

Poniendo las grandes partidas de una boda sobre la mesa, encontramos pequeñas subsecciones con más importancia de la que creíamos en un primer momento. Algunas, incluso, pasan desapercibidas para muchos novios y al final no reparan en ellas, lo que acaba siendo un gran error.

Porque, aunque los colores de una boda no parezcan un asunto relevante, cobran importancia para las celebraciones con verdadero estilo propio.

Los colores son clave en la decoración de una boda, ya que actúan como guía de la misma, y están sujetos a muchas circunstancias. Las estaciones del año, por ejemplo, componen la sintonía cromática de muchas bodas, aunque depende mucho de los novios.

¿En qué mes te casas?

La decoración de una boda está estrechamente ligada a las estaciones del año. Desde las invitaciones hasta los centros de mesa. Y, para ello, hay que tener en cuenta los colores que dan vida a cada espacio y rincón, ya que su poder es especialmente significativo.

Cada estación tiene sus colores estrella, aunque muchos de ellos cambian según la temporada.

En términos generales, el otoño se viste de granate, ocre, verde bosque, mostaza y marrón, con pequeños guiños al morado. En invierno, los blancos, negros, azules, morados y marrones (la naturaleza invernal, la leña, el bosque nevado…) reconfortan la estación fría del año, añadiendo magia en Navidad con la incursión del rojo y el verde, ya asociados al propio invierno.

En primavera, reinan el verde, el turquesa, el amarillo limón y el blanco, y algunos más llamativos como el fucsia; son tonos alegres, frescos, que invitan a pensar en el buen tiempo, en el día a día al aire libre, en las horas de luz.

En verano, los colores pastel: el rosa, el amarillo, el bermellón, el azul claro y el verde menta están conectados con el sol, la playa, el mar, la naturaleza y las vacaciones.

El estilo de tu boda

Además, de la estación en que se celebre la boda, a la hora de decidir los colores es importante seguir la temática de la boda, ya que da pistas sobre la decoración. Y los colores tienen mucho que decir a este respecto, pues son perfectos para ambientar contextos.

Por ejemplo, las bodas marineras sienten especial predilección por los tonos azules, especialmente del mar y del cielo, aunque también el blanco y el crema de los uniformes, la arena, las barcas o las cuerdas. Las bodas vintage, por su parte, están protagonizadas por tonos pastel como el rosa y el malva junto al blanco, al amarillo y al verde.

Aunque cada vez existe más libertad en las bodas, hay protocolos adscritos a determinados estilos que suelen respetarse más o menos. Las bodas más formales no suelen estar abiertas a tantos experimentos y se decantan más por tonos más sobrios y elegantes, como el blanco, el negro, el plateado y el dorado.

En el otro extremo, las bodas de estilo boho, generalmente más informales, inciden en los tonos pastel y están sujetas a variaciones que pueden sorprender mucho más, aunque quizá en exceso.

Uno de los consejos que ofrecen los especialistas en decoración es que, independientemente del estilo de boda que hayas escogido, esta no debe superar los cuatro colores:

Deja dos centrales y que el resto hagan la función de tonos complementarios a su alrededor, creando una sintonía capaz de enriquecer todos los rincones.

El lugar de la celebración

La temática y la época del año son importantes, pero estos factores casi siempre vienen determinados por el lugar de celebración. Teniendo este como referencia, pensaremos en los colores asociados a ese espacio escogido y ese ambiente.

Así, las bodas en interior y exterior cambian sobremanera e influyen en la paleta cromática escogida.

En las celebraciones de interior, las estaciones no son tan importantes, pero sí el estilo del espacio escogido.

Existen lugares más informales y otros muchos más elegantes, sujetos a una forma de vida más tradicional o sobria. Todo debe tenerse en cuenta. Puede tratarse de un caserío, una mansión, un granero, un cortijo, una masía o una antigua iglesia y cada uno de estos emplazamientos incluir dentro de su naturaleza colores dispares.

En el caso del exterior, es mucho más fácil adaptarse al estilo del espacio escogido, ya sea en un entorno abierto o en un jardín. Muchas bodas de primavera o verano se ubican en la playa. Esta no da lugar a colores extremadamente estridentes, sino a blancos y pasteles, en consonancia con los sentimientos que inspira un lugar de calma, tranquilidad, con tintes bohemios y hippies.

En plena naturaleza, la montaña, con el verde de valles y colinas, despierta una temática más natural gracias a los árboles y al resto de vegetación, con las tonalidades verdosas como principales referencias, pero también los marrones del bosque, los amarillos y los rojos. Sin embargo, en una zona más rural y seca, los amarillos y los colores tierra combinados con el blanco toman importancia.

Lo más importante es conseguir la armonía del espacio y los colores, experimentando, pero combinando con buen gusto y sin demasiadas estridencias.